Colombia produce café arábico suave lavado, el mejor del mundo por su aroma y sabor. Pero la mayoría se exporta y los colombianos consumen mezclas baratas con café robusta, más amargo y de menor calidad.
El café arábico se cultiva en zonas altas y frías, y se lava para eliminar impurezas. Tiene un sabor suave, equilibrado y aromático, y menos cafeína que el robusta.
El café robusta se cultiva en zonas bajas y cálidas, y tiene más resistencia a las plagas. Es más barato y fácil de producir, pero tiene un sabor fuerte, ácido y amargo.
El mercado colombiano está lleno de mezclas importadas con mucho robusta, que se venden bajo marcas comerciales de bajo costo. Estas mezclas no dicen el origen ni la variedad del café que contienen. Solo dicen que son “100 % colombianos” o que están “tostados y molidos en Colombia”, pero eso no significa que sean 100 % arábicos.
Hay otros productos más caros, asociados a la Federación Nacional de Cafeteros (FNC), que garantizan que el café es 100 % arábico y que viene de regiones específicas de Colombia. Estos productos también indican las notas de aroma y sabor del café, o la altitud a la que fue cultivado.
Consumir café arábico colombiano es una forma de apoyar a los caficultores nacionales, que ofrecen un producto de excelencia. También es una forma de cuidar la salud y el paladar, pues el café arábico tiene menos cafeína, más antioxidantes y nutrientes, y un sabor más delicado, complejo y agradable que el robusta. El café arábico colombiano tiene una gran diversidad de aromas y sabores, que dependen de la región, el clima, el suelo y el proceso de cultivo y recolección. Algunos cafés tienen notas frutales, florales, cítricas, dulces o achocolatadas, que se pueden disfrutar mejor sin azúcar ni leche.
Así que la próxima vez que compres o tomes café, elige un café 100 % arábico colombiano y disfruta de una taza de café de la mejor calidad y sabor del mundo. ¡Salud! ☕
